El artista refleja en el mural una de las tradiciones extremeñas más antiguas, la tradicional danza de San Blas, celebrada en Garbayuela.
Declarada bien de interés cultural como Patrimonio Cultural Inmaterial por la junta de Extremadura.
Una danza en la cual se utilizan dos palos de acebuche seco con nudos empleados como si fuesen sendas espadas. Los danzantes actúan como guerreros, colocados en dos filas frente a frente, los palos chocan entre si al son de la percusión, acompañados por los movimientos de los pies, desplazándose hasta la iglesia del pueblo, en la que se realiza la misa en honor a San Blas seguida de una procesión. El final de la danza tiene lugar al rededor de las brasas de la hoguera de la noche anterior.
La danza se muestra como una analogía al uso que tiene el mural en la localización en la cual se haya, el polideportivo, estableciendo una relación dinámica entre su uso y costumbres.