El mural propuesto para Tamurejo, una localidad situada en la frontera con Ciudad Real, rinde homenaje a la conexión profunda del artista con esta tierra debido a que su familia es originaria de este lugar.
Félix presenta una obra que nos transporta a través del prisma de su propia infancia a una escena fotografiada por su padre que tiene lugar en las calles del pueblo. El mural refleja como la localidad tiene la capacidad de transportar a cada uno de los habitantes a momentos de su niñez que se recuerdan con nostalgia y alegría, como el propio pueblo crea una conexión emocional que transciende lo individual y se convierte en un homenaje a la vida en Tamurejo de la que él ha sido y es partícipe hoy en día.