Fundado en el año 1300 como beaterio, no fue hasta mediados del siglo XVI cuando pasó a ser convento. Para la construcción de la Capilla Mayor tuvo un papel fundamental Doña Leonor de Velasco, hija del V Conde de Siruela D. Gabriel de Velasco y de la Cueva, ya que dejó recogido en su testamento, fechado en 1621, su deseo de ser enterrada en ella. La capilla responde al estilo clásico del siglo XVII como ocurre también con el retablo, de talla dorada y de orden corintio. En sus orígenes, las monjas que habitaban en el Convento pertenecían a la Tercera Orden Regular de San Francisco, pasando a ser Clarisas el 8 de febrero de 1976. La repostería es su actividad principal, elaborando una gran variedad de exquisitos dulces de pastelería, bollería y repostería. Entre ellos destacan las tejas, las yemas de Santa Clara, los bombones y los dulces navideños como polvorones y mazapanes.