Situado en el Cerro que le confiere su nombre, es una estratégica fortaleza levantada por los árabes en el siglo IX, teniendo como referencia histórica el año 850, aunque su origen pudo ser anterior. Su importancia estriba en el punto clave que ocupa para controlar el paso de la Vía de la Plata, además de los movimientos militares que, durante el período musulmán, surgían en la ciudad de Mérida, donde se prodigaban sublevaciones y alzamientos contra la capital, Córdoba.
En años posteriores el Castillo pasará de manos cristianas a musulmanas en distintas ocasiones, atravesando diversas vicisitudes.
A partir del 1243 el Castillo pasa a pertenecer a la Orden de Santiago por mandato de Fernando III (El Santo), estableciéndose una encomienda bajo la misma.
En 1550, debido al mal estado de conservación en que se encontraba el castillo, y la ausencia de guerras en este momento, se decidió su abandono definitivo y su sustitución por la Casa de la Encomienda, construida en ese año.
Al interior del Castillo se accedía atravesando dos puertas; una primera puerta, y una segunda llamada la Puerta del Sol, pero el elemento más importante que nos queda del Castillo a lo largo de los años, es la Torre del Homenaje, realizada en ladrillo y mampostería. Las vistas son impresionantes.