Tras meses de rehabilitación, en 2021 se ha inaugurado la adecuación de la zona del conocido “Molino Rojo”, situada en la carretera que une la localidad con Oliva de Mérida. Su nombre hace honor a sus fundadores, los propios trabajadores formados en cooperativa antes de la Guerra Civil.
Dicho molino fue comprado por una cooperativa socialista hacia 1931, y durante el breve período de la república, estuvo funcionando en régimen cooperativo hasta septiembre de 1936. Con el cambio de régimen a la entrada en Guareña del ejército nacional, y la represión consiguiente las propiedades de la cooperativa fueron incautadas y pasada la Guerra Civil, el molino dejó de funcionar.
Los restos que aún persisten en dicho lugar, corresponden a un antiquísimo muro perteneciente a un antiguo molino aceitunero cuyos orígenes se remontan, cuanto menos, a las primeras décadas del siglo XX. Se trata de un recio muro de un metro de grosor por cuatro de alto y cinco de ancho, construido con mampostería y sillares, y entremezclados arcos de medio punto de ladrillos, con restos de vigas de madera y los encastes para la ubicación de las prensas, y separado de dicho muro en el suelo, hay una piedra de grano de molino de dos metros y treinta centímetros de diámetro. De él apenas queda parte del sistema de prensado de la plasta de la aceituna, obtenida tras su molturación.
Las almazaras tradicionales hasta el siglo pasado, como ocurría con la forma misma de trabajar la tierra, apenas se diferenciaban de las prensas de época romana, muestra del atraso técnico que vivía el campo y la “industria” agrícola extremeña respecto de otras regiones y países.
El funcionamiento del molino era muy sencillo. Se basaba en una primera trituración de la aceituna, mediante muelas de piedra movidas por animales, y su posterior prensado. Así la pasta resultante de la molturación se extendía homogéneamente en capas sucesivas y, sobre ellas, se ejercía una fuerte presión a través de una enorme viga de madera, forzada mediante un mecanismo que accionan los brazos del operario. La decantación en cubetas permitía separar el alperchín del aceite.