Se encuentra justamente a las afueras de la población, dispuesta en uno de sus ejes más importantes, al final de la calle Fuentes. Es de época romana y cuenta con un amplio receptáculo, utilizado como abrevadero para el ganado local y el trashumante en siglos anteriores. Respecto a sus aguas, se calificaban como óptimas para el consumo humano aunque poco finas. Destacaban por su salubridad y se empleaban como bálsamo para los males de estómago.