Desde los tiempos más remotos habitaron estas tierras moradores que dejaron la huella de su paso. La abundancia de cuevas y refugios naturales les proporcionaron habitación; la caza y los ricos manantiales, sustento. A nuestros días han llegado vestigios del hombre primitivo en Puerto Alonso, en el Cerro Estanislado junto al Valle del Aliso-, en la Cueva del Barranco de la Higuera, en la del Valle de la Cueva, en el Morro de la Fuente del Peral, y así como el Abrigo del Águila, en la Sierra de la Rinconada. Emplazamientos catalogados, en 1933, por el abate francés Henri Breuil. A través de las rutas naturales planificadas se pueden observar muchos de estos vestigios pertenecientes a época Neolítico-Calcolítica.