Uno de los problemas históricos de Villafranca de los Barros ha sido el mal estado de sus casas consistoriales, así como los frecuentes cambios de ubicación desde el siglo XVI, fechas en la que se tienen las primeras referencias escritas, hasta el siglo XVIII, fecha, en la que el ayuntamiento se ubicaba en la calle Hernán Cortés. Aquí permanece hasta 1940, no por deseo de las autoridades, sino por falta de medios para adquirir un local más adecuado.
No es hasta el año 1943, cuando el ayuntamiento se instala en la antigua sede de Falange, actual Museo Histórico–Artístico de Villafranca de los Barros. En su nueva sede permanecería hasta su último traslado a las actuales dependencias en la antigua casa palacio de los Marqueses de Fuente Santa, en los últimos años del siglo XX, haciendo realidad el proyecto ideado, junto con la apertura de la actual plaza de España, en el siglo XVIII. Documento al que hace referencia la inscripción en la puerta principal de acceso al Salón de Plenos, de fecha 6 de febrero de 1765.
La casa que ocupa el actual ayuntamiento fue construida por el matrimonio formado por D. Gonzalo Baca-Lira y Dña. Elvira Baca-Ulloa, padres del primer Marqués de Fuente Santa. Nos encontramos por tanto ante miembros pertenecientes a la principal familia de la oligarquía, los Baca. Es una buena prueba de la influencia que habían logrado adquirir en la época en que se edificó la casa. Esta está situada frente a la parte trasera de la iglesia parroquial de Sta. María del Valle, en el espacio en que debía haberse edificado el nuevo Ayuntamiento. Seguramente el edificio contiguo que ocupa la esquina de la calle Carvajales formaba parte de la casa.
En el exterior del edificio predominan las líneas rectas horizontales y verticales. La casa alterna muros con el espacio de ventanas en la planta baja y balcones en la primera planta. En cuanto a los elementos decorativos de la fachada encalada, en la que permanece el escudo heráldico familiar, hay una mezcla de rasgos clasistas y de arquitectura tradicional, como son los poyos y guardapolvos de las ventanas. Llaman la atención la rejería de los balcones y ventanas.
El edificio se diseña para el uso como vivienda de una familia oligarca, propietaria de grandes fincas y dedicada al entorno rural. Se distingue por tanto la zona de vivienda en la parte baja con dos patios, uno para uso privado y otro para trabajo, donde guardar los aperos del campo y la segunda planta o buhardilla para el almacenaje del grano de las cosechas.
La restauración y adaptación de la casa para convertirla en ayuntamiento fue dirigida por el arquitecto D. Vicente López Bernal. Intentando en todo momento mantener la estética y elementos originales e incorporando nuevos y modernos materiales para poder adaptar el edificio a su actual uso.
El sistema de construcción se basa en muros de carga y bóvedas de artesonado de madera. Estas bóvedas se han podido conservar en algunos de los despachos, como el de personal. Para la restauración de estas bóvedas se ha conservado la madera original en buen estado, con más de doscientos años de antigüedad y madera de la Casa de la Cultura, de pino pinsapo con más de cien años de antigüedad. A lo largo del S. XIX las bóvedas de madera originales de la casa, se sustituyen por las bóvedas típicas de la época, mucho más adornadas, con pinturas decorativas... Muchas de estas bóvedas se han restaurado y adornan hoy los diferentes despachos del Ayuntamiento.
En la planta baja, la parte ocupada por el actual pasillo eran dependencias de la antigua vivienda, el pasillo se incorpora más tarde, cuando se habilita como ayuntamiento. Las bóvedas del pasillo son originales hasta el primer arco, las tres restantes son creadas imitando a las originales. En una de las antiguas dependencias hubo una pequeña capilla u oratorio privado. La actual secretaría está utilizando el antiguo comedor de la vivienda y a través de ella se accede al patio interior, que era utilizado por la familia para jugar los niños o para coser las mujeres... originalmente aparecía ajardinado con dos grandes palmeras, las que hoy vemos se han plantado nuevas. En 1.920 se amplía el comedor de la vivienda pues iba a casarse una de las hijas de los dueños de la casa y era necesario un comedor más amplio para la celebración de la boda, el comedor se amplía llegando hasta lo que hoy en día es el despacho ocupado por la alcaldía. En lo que se refiere a este despacho el arquitecto D. Vicente López Bernal ha creado un tipo de bóveda imitando a las que tenía la antigua casa e incorporando ventanas en el muro para dar al despacho luz natural. Las vitrinas y la chimenea son nuevas también.
En cuanto al patio de uso rural que tenía la casa donde se guardaban los aperos del campo, los carros y animales, se crea un porche de estructura metálica que junto con el ascensor de cristal, de acceso a la primera planta, dan un aspecto más moderno a la edificación.
Otra de las incorporaciones fruto de la rehabilitación, son las escaleras de acceso a la primera planta, realizadas en pizarra traída de Noruega, también utilizada para el suelo de todo el edificio y con una original barandilla en cristal y madera. Llama también la atención el techo encima de la escalera principal con un original lucernario que da luz natural a la escalera.
En la planta superior tenemos el “Salón de Plenos “, en el que se ha separado la antigua edificación de la moderna a través de una estructura metálica que permite el paso de la luz natural. Esta planta la ocupaba el antiguo granero de la vivienda. A parte de Salón de Plenos, el resto de la planta está ocupado por las siguientes dependencias: Archivo, ubicado en lo que era la despensa de la vivienda, sala de protocolo, sala de reuniones y despachos del departamento de obras.
Ya para terminar, es importante mencionar la presencia de varios cuadros adornando las paredes de nuestro Ayuntamiento, que bien merecen una visita. Uno de ellos es “Las Ninfas”, de Timoteo Pérez Rubio, “Siglo XX”, de José María Larrondo, uno de los artistas extremeños contemporáneos más innovadores y natural de Villafranca. También algunos obras del autor pacense Juan Barjola con la tauromaquia como tema de fondo.