Se trata de una de las dos ermitas que se conservan de las ocho que han existido en Valencia del Ventoso a lo largo de su historia.
Este santuario de pequeñas dimensiones, con el tejado a dos aguas, está construido en una única nave y sus bóvedas recogen diversos frescos con motivos florales.
Existen registros documentales que acreditan que durante el siglo XVIII la ermita contaba con una cofradía propia y ofrecía culto religioso, albergando en su interior una talla de la Virgen de los Dolores y otra de San José. También durante un tiempo acogió en su interior el retablo de San Blas, posteriormente trasladado a la capilla del Convento de la Concepción.