San Matías es un asentamiento tan antiguo como la población, incluso puede hacer más tiempo que las gentes -entre ellos pastores- utilizaran como descansadero natural en sus movimientos antes de subirse al pequeño cerro. Además, a partir del Concejo de la Mesta que reunió a Alfonso X el Sabio y a los pastores, San Matías se convertiría en un lugar de parada obligatoria para las reses en su búsqueda de pastos de temporada.
Es un sitio apacible, con la cercanía de orilla norte del río Guadiana que está a escasos kilómetros, umbral de muchos caminos difíciles. A partir de la creación de la Mesta, el lugar va a ser parada obligatoria en el paso de reses, principalmente ovejas y vacas, en el trasiego anual buscando los pastos de temporada.
No se sabe sobre su construcción, pero sí que la obra está remozada del siglo XVI sobre un antiguo descansadero de la Meseta, al tiempo que la iglesia de San Cristóbal, y como ésta, se realiza de fábrica de sillarejo "El culto a San Cristóbal" siempre estuvo relacionado con los viajantes a los que ayudaba a cruzar los pasos peligrosos. En un primer momento, recogió el culto a San Cristóbal, el patrón al que se encomiendan los viajantes. Actualmente, esta ermita está dedicada en exclusiva a San Matías, un santo que siempre ha estado muy relacionado con la curación de los enfermos.
Del exterior del templo destacamos la entrada situada hacia el oeste, en especial la puerta rematada en ladrillo, con un bonito arco de medio punto. Hacia el norte y el este se sitúa una cubierta que sirve como refugio ante la lluvia y un banco de piedra.
En cuanto a su aspecto interior, destacar que se trata de una única nave con dos bancadas. La estructura cuenta con un refuerzo de madera en los techos que le confieren un aire sencillo y rústico. Cuatro grandes arcos de medio punto sujetan la techumbre a madera vista. El ábside es la parte mas elaborada, con una estilizada bóveda de luneta que le confiere una robustez mayor.
En la festividad de "Los Ranchos", la ermita adquiere una decoración muy vistosa con los mantones de manila y otros materiales adornando los techos y las ramas rancheras sobre el suelo que perfuman la sala. Antiguamente las ramas rancheras eran fundamentales para camuflar los malos olores.
Durante su romería principal, celebrada unos días antes para poder usar el puente del día del trabajador y la festividad de la Comunidad de Madrid, San Matías es escenario de alegría de los que están y de los que vuelven, de las hogueras para las barbacoas y paelleras, de las redomas y subastas de dulces en honor al santo y de las discotecas móviles, las carrozas, los puestos de helados y los coches de choque y demás atracciones.
La zona ha sido habilitada y, además de contar con fuentes, servicios, comederos y lugares para la barbacoa, cuenta con unas construcciones que sirven de entrada al recinto. Y en las inmediaciones, encontramos el Albergue Juvenil San Matías y una pista de pádel que se alquila por horas. Por otro lado, sirve de refugio a visitantes, peregrinos o caminantes, tanto de las sugerentes lluvias en otoño, como del rigor térmico del verano.