Puente romano sobre el Río Ardila, afluente del Guadiana, que nace en las estribaciones noroccidentales de Sierra Morena. Está labrado con sillares de granito en los arcos y el resto en mampostería, unida mediante argamasa. Consta de ocho vanos mayores y cuatro pequeños. En los pilares aparecen tajamares en forma de prisma triangular, que además de soportar las presiones del puente, a su vez, canalizan el agua. Sobre algunos de ellos aparecen unos pequeños arcos, al igual que unos pequeños orificios destinados a facilitar la reducción del empuje del agua en caso de crecida. El puente fue reconstruido en la Edad Media.