La Mina La Jayona constituye un ejemplo de explotación minera abandonada, cuya recuperación ambiental ha generado un hábitat singular de gran interés geo-ecológico y de una belleza casi mágica que le ha valido el reconocimiento de Monumento Natural.
La mina estuvo activa entre 1900 y 1921, y llegaron a trabajar más de 400 personas.
Sin parecerse a nada conocido, la mina de La Jayona reúne las características propias de los roquedos verticalizados. Las condiciones de luz, humedad y vegetación de los desfiladeros fluviales, y la fauna y la flora de los ecosistemas mediterráneos propios de Extremadura. Hay que tener en cuenta que las condiciones del interior de la mina son bastante diferentes a las condiciones del exterior. Dentro de la mina existe un microclima propio.
Desde principios de siglo hasta pasados los años 20, pozos, socavones y galerías fueron dando forma a lo que hoy se presenta como un espectacular vaciado. La extracción se realizaba siguiendo la veta, la mayor concentración de mineral de hierro, no había un plan de explotación prefijado.
A medida que se avanzaba en la extración se dejaban columnas de roca a modo de refuerzo, para poder acceder por ejemplo a niveles más bajos en busca del mineral. En los restos de la mina se pueden encontrar mineralizaciones metálicas de todo tipo: planos de fallas con estrías, milonitas asociadas... deformaciones estructurales de diferente origen y escala.
La mina está dividida en cuatro niveles, tres de ellos por debajo del nivel de superficie y formados a su vez por pasadizos y galerías, alrededor del hueco central en el que se pueden apreciar restos de las construcciones utilizadas por los mineros.
La vegetación actual de Sierra de La Jayona, es el resultado de la reciente historia minera, pero sobre todo agrícola y ganadera, por lo que gran parte de los encinares han sido destruidos, transformados en dehesas o roturados para el cultivo.
El cultivo del olivar cubre toda la umbría de Sierra Jayona.
Sin embargo, donde mayor espectacularidad y relevancia adquiere la vegetación es en el interior de la Mina, donde las especiales condiciones ambientales que reinan en ella, originan un ambiente más sombrío, más fresco y de mayor humedad que en el exterior.
Esto, junto a la presencia permanente de agua en el fondo del hueco central, origina un microclima específico que ha permitido la colonización por la vegetación riparia del fondo y de los paredones de la mina, comportándose en algunos casos como flora rupícola (propia de acantilados y zonas rocosas).
En cuanto a la fauna, en la mina y su entorno están representados hasta seis biotopos diferentes, entre los que destaca el cavernícola que representa al interior de cavidad minera de la Jayona. Destacan las aves de pequeño tamaño que anidan en las oquedades: vencejo, avión, golondrina.. Y murciélagos como los de herradura y los de cueva cuyo hábitat está en las galerías más profundas.
El resto de los biotopos corresponden a monte mediterráneo, medio ribereño, roquedos y construcciones abandonadas, en los que se concentran una gran variedad de especies.