Está emplazado junto a la orilla izquierda del río, en el mismo lugar donde estuvo durante muchos años el molino de Mejía, dedicado a fabricar harina, del que existen abundantes testimonios en los archivos de Olivenza y Alandroal. La referencia más antigua del molino de Mejía está en un documento de subasta de arrendamiento en 1730 de un terreno situado a orillas del Guadiana del que se dice que llega atte por baxo do asude do moinho do Mexia (hasta por bajo del azud del molino de Mejía). El molino de Mejía había pertenecido entre 1789 y 1798 a João Antonio de Sequeiro, quien lo tenía arrendado por nueve moios de trigo anuales. Desde 1799 hasta 1802 está registrada su pertenencia a los herederos del mismo y se le estimaba un beneficio de siete moios de trigo.