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Separado unos trescientos metros del Monasterio, al poniente, se encuentran las ruinas del Humilladero, que fue una capilla levantada a mediados del siglo XVI porque la tradición decía que en aquel lugar fue donde el Maestre invocó y se le apareció la Virgen encima de una piedra de cuarcita. De hecho, parece que se levantó para proteger esta piedra que, a trozos, se llevaban los habitantes de la comarca por atribuirle poderes curativos. La capilla poseía un retablo de azulejos representando al Maestre arrodillado e implorando la protección del cielo; algunos de estos azulejos se guardan todavía en el museo arqueológico de Badajoz. Esta capilla fue la primera en sufrir las consecuencias del abandono del Monasterio y hoy sólo se mantienen en pie dos paredones como símbolo de lo que antaño hubo.

Dirección (calle y número)
Carretera BAV-3002
38.053317996521, -6.3413530496384