El origen de esta fortaleza está relacionado con la tribu islámica de los Zuwaga, que desde el Norte de África se diseminaron por buena parte de la geografía peninsular. Su ubicación elevada y rocosa le otorgó posteriormente el nombre de Miramontes. Multitud de restos y fragmentos obtenidos de sus inmediaciones han sido piezas determinantes a la hora de desvelar sus secretos, aunque otras fuentes escritas también nos ofrecen constancia de la valía que tuvo el enclave. Una vez fue reconquistada la localidad, el castillo pasó a convertirse en casa de la Encomienda, bajo la Orden de Santiago, abandonándose y sustituyéndose por otro edificio más cómodo y habitable algunas décadas después. En los últimos años se llevaron a cabo excavaciones arqueológicas y se descubrieron muchos vestigios de otras épocas. Algunos se pueden observar, como por ejemplo, restos de una calzada romana, un aljibe árabe...y otros fueron guardados: fragmentos de vasijas, monedas, balas,....