Su construcción data del siglo XVII. La parte del baluarte que da a la Puerta del Pilar muestra un claro ejemplo de cómo debía ser el magnífico recinto amurallado de Badajoz.
Este baluarte albergó en su interior desde 1818 la Plaza de Toros vieja, destruida para levantar un moderno Palacio de Congresos.
Seguimos el paseo saliendo del parque y atravesando la calle Hermanos Merino, donde en su parte inferior se pueden observar los extremos de la brecha que tiene la muralla, abierta para la construcción de dicha calle.
Rodeamos las instalaciones deportivas por la derecha y llegamos hasta una pequeña rampa que nos devuelve hasta las inmediaciones de las murallas y del propio foso.
Comienza aquí una da las más preciosas y menos frecuentadas zonas de la muralla abaluartada y no por ello la menos interesante.