El edificio se sitúa en una de las esquinas inferiores de la Plaza de San Andrés, conformando una residencia de grandes dimensiones, respondiendo al movimiento arquitectónico historicista y tradicionalista con que la nobleza local pretende dar mayor empaque a sus casas.
El edificio que es hoy el Hotel Cervantes fue mandado construir en 1920, atribuyéndose la obra una vez más al genial Adel Pinna, aunque es firmada por el técnico Florencio Ger. Estamos ante un nuevo ejemplo de estilo ecléctico con elementos neohistoricistas del regionalismo andaluz y toques modernistas.
Todo de gran gusto por la decoración.