Ocupa parte del solar donde se levantaba el antiguo Hospital de San Bernardo, justo la esquina de la parte de levante de éste, adosada a las viviendas que miran a la Parroquial y a la plaza que denomina esta misma ermita.
El edificio es de planta central cubierto con una enorme cúpula con tambor y linterna que ilumina magníficamente el interior.
La orientación de éste no responde a las reglas establecidas, pues las condiciones espaciales y urbanísticas obligaron a los artífices a no forzar la posibilidad de hacer la orientación según la tradición constructiva, pues alteraría y perjudicaría al aspecto monumental del edificio.
La portada, de bella ejecución con arco abarcante a modo de frontón sostenido por sendas columnas laterales, muestra sobre el dintel de la puerta decoración a base de relieves cuyo tema central es el escudo franciscano portado por dos angelotes rodeados con motivos vegetales barrocos.