Esta ermita estuvo dedicada, hasta bien entrado el siglo XIX a Santa Quiteria, existiendo la hermandad del mismo título ya en el siglo XVII. En protocolos notariales del siglo XIX consta que aún seguía con actividad. Una inscripción que se encuentra en el dintel de su portada nos indica que la misma fue ofrecida en el año de 1620 por el mayordomo y otros cargos de la hermandad, cuyos nombres se relatan.

En su interior destaca un magnífico retablo neoclásico de mármol gris. También es muy interesante el trabajo de forja de su púlpito.

Está abierta al turismo de lunes a viernes.