Se encuentra junto a San Jorge de Alor, en una elevación de 384m, entre las coordenadas: 7º,3´,35¨W y 38º,39´,30¨N. El estado actual de la misma es de ruina. En efecto, todo el lado norte tiene abierto un gran boquete casi hasta su parte superior. El origen del boquete se debe a que seguramente en época moderna se le practicó a la atalaya un agujero para acceder a su interior, el cual se ha ido agrandando. El hecho de que formen parte del patrimonio, pero se encuentren en terreno privado, ha hecho que caigan en abandono. Esto es aquí bastante penoso, ya que se trata de la atalaya más alta que se conserva; desapareciendo en el futuro si no se pone remedio, como ya ha ocurrido con otras.
Todo el enclave portugués de Olivenza necesitaba estas atalayas ocupando todo su perímetro, con el fin de vigilar las entradas de tropas del enemigo. Normalmente estaban constituidas por tres cuerpos. El bajo servía de almacén de leña. El medio era el que permitía el acceso, a través de una ventana y por medio de una escala de cuerta y madera. En el piso superior existía siempre una chimenea para hacer lumbre, que servía para hacer señales, orientada siempre hacia el castillo de Olivenza. Los tres niveles se comunicaban por una escalera que iba adosada a la pared interior desde la planta baja hasta la azotea. Las que se conservan hoy en día son casi todas provenientes de nueva traza o reconstrucción de anteriores que se fortificaron para la guerra de restauración portuguesa (1640-1668), por la que Portugal se separa de España en el reinado de Felipe IV. Desde Felipe II, España y Portugal tenían el mismo rey. Existen referencias documentales a las mismas. También podemos verlas en los dibujos de Duarte de Armas, de 1509.
Hoy en día, las mayores son esta y la de San Amaro, cerca de la aldea de San Benito. También se conservan, menos altas, la de los Arrifes, al sur, y la de Juana Castaña, al norte. De la de la Coitá solo quedan unos dos metros. El resto está por los suelos o formando parte de las paredes de las fincas. De las que ya no existen, conocemos los nombres de: San Gil y Poceirão, al flanco norte, frente al término de Badajoz.