Está situada en el límite occidental de la ciudad, próxima a la calle Corazón de María y por encima de la calle Detrás de los Corrales. Su denominación se debería a que pudo ser la puerta de mayor importancia de un núcleo que no tendría el título de ciudad hasta comienzos del siglo XVI. Es la única puerta medieval que se mantiene con la misma fisonomía que cuando se construyó, abierta sobre una escalinata formada por un arco de medio punto y con un dintel de cantería granítica. Por encima se alza una plataforma compuesta por dos arquillos ciegos pareados. En su interior se observa un espacio, abovedado en ladrillo, que da paso a u nuevo arco apuntado también de granito y desde el que se llega a otro recinto cubierto del mismo modo, en el que se encuentra la capilla de San Antonio. Al entrar al interior de la capilla encontraremos un altar sobre el que hay un pequeño retablo barroco, en cuya hornacina aparece la imagen de San Antonio de Padua.