A mediados del siglo XVIII, Guareña poseía 518 casas habitables, casi todas ellas bajas y pequeñas, destacando un escaso número de casa señoriales que se distribuían por la plaza del ayuntamiento y que en algunos casos incluían blasones en sus fachadas.
En la arquitectura civil, el edificio más notable del pueblo era, sin lugar a duda, el edificio del ayuntamiento, en el que se incluía la cárcel y el archivo público.
La actual sede del Ayuntamiento de Guareña es un emblemático Palacio Municipal que preside la Plaza de España. De composición y estética neoclásica, originario del siglo XVIII. Inicialmente el edificio era de planta baja y doblado. Fue reformado hacia 1790, incorporando posteriormente la planta piso, en la tercera década del pasado siglo XX. La última gran reforma, que le ha dado al edificio su aspecto interior y exterior actual, se llevó a cabo entre los años de 1992 al 1994.
Por tanto, el espléndido edificio clasicista de las casas Consistoriales, que preside y ensalza la plaza de España, la cual ya existía en 1751 cuando se realizó el Catastro de Ensenada, es el magnífico resultado, del acertado resumen de diferentes intervenciones arquitectónicas, sobre un mismo solar.
La fachada principal de severo estilo herreriano, está construida con sillería de granito. En su cuerpo inferior se abren tres arcos de medio punto, franqueados por dobles pilastras de orden toscano, que a su vez cobijan cuatro vanos dintelados, que conforman el soportal delantero.
En el piso principal, -fruto de la remodelación iniciada en 1929, con proyecto del arquitecto Alberto López de Asiain. - aparecen cinco vanos dintelados, con los tres centrales unidos en forma de balconada, aplacados laterales igualmente de granito, un frontón recto corona el balcón central y en su interior el escudo de la Villa. La fachada se corona con poderosa cornisa con antepecho y bolas herrerianas, el conjunto está presidido por una espadaña donde se ubica el reloj.
Del antiguo edificio solo quedan, el cuerpo bajo de la fachada y las magníficas bóvedas de aristas del ala derecha y la parte posterior de la plancha baja. Las escaleras y el piso superior son de la remodelación de 1929.
La última y definitiva remodelación, que le dio al edificio interior y exteriormente, su luminoso y bello aspecto actual, se hizo en 1992, con proyecto del arquitecto, José Luis Gómez Canseco, siendo los constructores: Lorenzo Silos y Pedro Romero Mancha. Es importante destacar la acertada utilización del mármol blanco, en las escaleras, el pavimento y los zócalos; el hermoso y noble Salón de Sesiones; la magnífica vidriera emplomada con el escudo de la Villa, del techo del patio central; los aplacados de piedra de grano efectuados en algunos muros de la fachada, que da unidad al conjunto del edificio; la acertada carpintería utilizada en las puertas interiores, y en los vanos de las fachadas; y la portada de cantería maciza instalada en la puerta de acceso al Ayuntamiento.
La plaza, donde se encuentra ubicado, también fue remodelada, empleando materiales que ya existían en el Palacio Municipal y que además lo singularizaban, como la piedra de granito con la que está pavimentada. Con ello, la plaza y el edificio forman un todo unísono.
Del enriquecimiento de este edificio fruto de las remodelaciones, se señala la ejecución de la carpintería de madera, para lo que se ha seguido el mismo modelo de una ventana de las existentes, uniformando el conjunto, así como la incorporación de las vidrieras emplomadas con el escudo de la Villa. La cerrajería está diseñada de modo similar a la que existía en los balcones que era más uniforme que el resto. Las farolas de aluminio se han sustituido por otras de fundición más acordes con el conjunto del edificio. Las farolas de diseño fernandino, también se utilizan en los soportales situados en el cruce de cada una de las tres bóvedas de arista que los conforman, así como en toda la plaza.