En 1810 ya contaba Calamonte con casas consistoriales que sufrieron varias reformas a lo largo del siglo XIX; pero el edificio que hasta hace poco albergaba el Ayuntamiento fue remodelado en profundidad en 1897; entonces era un edificio múltiple destinado a oficinas municipales y salón de plenos, a juzgado, a escuela de niñas y a cárcel. En esta reforma se le dotó de reloj público, el primero de que dispuso el pueblo.