Obra de gran cuerpo originaria del siglo XVII. Su fachada es de severo estilo herreriano, ejecutada en sillares, con portada clasicista de elegante diseño, cuya estructura recuerda muy directamente la de la vecina Santa María de Guareña, lo que sugiere la posible participación en ella del maestro Gil de Hontañón. También cuenta con somera torre reconstruida en el siglo pasado. Al parecer en otro tiempo lucieron sobre esta fachada las estatuas de los legendarios Don Llorente y Don Benito, fundadores de la población. Las portadas laterales, realizadas en 1570 y 1598, son semejantes entre sí, con arcos de medio punto, columnas laterales y frontón, luciendo sobre la de la Epístola el escudo del Cardenal Mendoza. El interior del templo es de enorme espacialidad, con tres naves de igual altura con bóvedas de terceletes y otras de más adorno en el sotocoro, sobre esbeltas columnas, en algunas de las cuales se aprecia un intrigante desplome.