Pertenece a La Compañía de Jesús. Los jesuitas se instalan en Villafranca en el año 1.893 con el objetivo de cubrir las necesidades educativas de la época y cumplir así, el deseo que algunos vecinos manifestaron insistentemente a los superiores de la Compañía y gracias a los donativos de de recursos para que pudiera llevarse a cabo el proyecto. En un principio alquilan una casa solariega en el centro de la población y el 19 de marzo de 1.895, se coloca la primera piedra del colegio. El actual edificio inaugura sus primeras instalaciones en 1.897, siguiendo el proyecto del arquitecto Francisco Rabanal. Actualmente es un centro concertado y mixto que ha cumplido 125 años y recibió en 2017 la medalla de Extremadura como reconocimiento a su trayectoria y labor educativa.
El Colegio está situado enfrente del Santuario de la Virgen Coronada, dentro un recinto completamente amurallado. Cuenta con unos bellos jardines en la parte delantera e instalaciones deportivas en la zona trasera. Ocupa una superficie total de siete hectáreas.
Constructivamente el edificio que nos ocupa, se trata de un gran complejo de tres alturas, realizado en piedra. A ambos lados de la galería central, hay dos cuerpos de edificios simétricos, articulados en torno a un patio ajardinado. En un principio, cuando el edificio empieza a utilizarse en 1.897, solamente está edificada el ala derecha, muchos de los trabajos están sin concluir en esta fecha.
En 1.902 se construyó, lo que en la actualidad, son las clases de primaria, locales que han tenido diferentes usos a lo largo de los años.
El colegio consta de una galería que arranca en el vestíbulo y acaba en la Capilla neo-gótica. La Capilla se construye entre 1.905 y 1.908, siguiendo el proyecto del arquitecto Enrique Fort. La planta es de cruz latina, nave central, crucero y coro. En el exterior llaman la atención: los pináculos, los altos contrafuertes y las elevadas y bellísimas vidrieras ojivales.
Será partir de 1.915, cuando el colegio se encamine a su finalización. En la fachada principal, el componente formal más significativo, es el severo frontón, rematado con un airoso cuerpo superior. El edificio está presidido por una escultura de bulto redondo en mármol de Carrara con la figura de San José, patrón del colegio con el Niño Jesús en sus brazos. Esta figura se coloca en 1.924.
Es entre 1.920 y 1.924 cuando se levanta el ala norte. Se construye la escalera principal del edificio con mármol de Alconera, colocándose entre 1.924 y 1.926 la azulejería con cerámica de Mensaque. La escalera recibe iluminación directa a través de tres vidrieras policromadas, obra de Maumejean, dedicadas a Santa Eulalia, Pizarro y Hernán Cortés. En las paredes se pueden ver cuadros de cerámica pintada, “Jesús del Gran Poder”, de cerámica Sevillana y “La Virgen de Guadalupe” de cerámica talaverana. Existen además otros siete cuadros de cerámica pintada y temática costumbrista. En 1.932, se coloca el artesonado de madera de nogal en los techos de la escalera. Ese mismo año en que los Jesuitas son expulsados por segunda vez de España, como consecuencia, de un decreto de la II República Española, que declaró disuelta la compañía de Jesús en España. Por aquél entonces los jesuitas tuvieron que continuar las clases en Estremoz (Portugal). El colegio es convertido en Instituto estatal durante un tiempo hasta que en 1.936, volvió a ser ocupado por la Orden. Aunque debido a las circunstancias específicas vividas en el colegio, durante la Guerra Civil española, sus dos primeros pisos sirvieron como hospital militar, posteriormente se convirtió en hospital marroquí. De ahí, que resulte curioso encontrar una mezquita dentro de sus instalaciones, levantada para que el culto de los musulmanes que se encontraban en el colegio en aquellos años.
Llama también la atención, el magnífico Salón de Actos, de 1.949, obra de Martín Corral. Su estilo es neoclásico. Con una excelente acústica y un aforo de 1.000 personas.