Desde 1588 sobre unos peñascos de las cercanías de la antigua y extinguida ermita de la Candelaria se montaron unas piezas simbólicas que demostraban la facultad de poder juzgar las causas civiles y criminales en primera instancia por los alcaldes ordinarios de Oliva.
Estas piezas eran columnas de granito, de las cuales una era el Rollo, de donde se colgaban las cabezas de los ajusticiados condenados a esta pena.
Estas piezas, por falta de conocimiento de su valor histórico, durante los años 40 se aserraron y se trasladaron al lugar que hoy ocupan, en un costado de la Iglesia, justo enfrente del Ayuntamiento, para construir la llamada Cruz de los Caidos.