En lo alto del cerro de los Mártires se encuentra esta ermita en ruinas que sirve de testimonio, junto a las ermitas anteriores y la desaparecida de San Pedro, para que el visitante pueda comprender la importancia del movimiento espiritual y religioso que un día debió tener esta población, al proyectarse una iglesia de tan gigantescas proporciones, y llegar a contar con 5 ermitas y un convento de franciscanos. Las ruinas nos delatan la orientación de la construcción, el arco de su portada principal y donde se encontraba el altar.